Solo con verla empezamos a sudar, aunque sea virtualmente. Su estructura, similar a una escalera, engaña a la vista y nos traslada a una empinada escalera imposible. Solo Escher podía haber puesto las cosas más difíciles, convirtiéndola en un bucle infinito.
En realidad se trata de una estantería -por llamarla de alguna manera- poco convencional pensada para confundir. Poco práctica, ya que solo son operativos los primeros tramos, el acceso se va complicando a medida que asciende hacia el techo hasta dejar una incógnita sobre su final.
Un buen punto de partida e inspiración, quizá nos dé ideas para abordar un espacio complicado de esos que el capricho arquitectónico pone en nuestro camino.
Imagen vía | Make Over Time
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