Este salón rústico se caracteriza por la utilización de colores y elementos naturales. El blanco, los crudos y el beige suave, armonizan con la textura de las paredes y el peculiar suelo empedrado. Los poyetes que se dibujan junto a la chimenea y hacen las veces de leñeras, se visten con dos colchoncillos y un mar de cojines que invitan a la pereza.
Pero los elementos que más llaman la atención son las mesas auxiliares naturales hechas con restos de tala recuperados y tratados para decorar un ambiente relajado y natural. El juego de tamaños y alturas contribuye a equilibrar el conjunto, que puede ocupar el espacio central o moverse para dar servicio de manera individual.
Últimamente hemos visto algunas piezas como estas en tiendas a precios bastante altos. No es de extrañar, ya que hay que conseguir la madera, manipularla, tratarla y almacenarla, pero con un poco de observación, largos paseos por el bosque y, sobre todo, mucho respeto por la naturaleza, podemos llegar a tener una de estas mesitas en nuestra casa.
Nunca bajo ningún concepto cortaremos un árbol para este fin, pero podemos recoger algunos restos de tala que suelen quedar desperdigados por el bosque. Limpiar, lijar suavemente, proteger la base con fieltro adhesivo y... ¡a disfrutar de ella!
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