Una mañana en el Mercado de Motores

Este fin de semana, cumpliendo con el calendario que fija la cita el segundo fin de semana de cada mes, el Mercado de Motores inauguró una nueva edición, esta vez en un nuevo escenario, el Museo del Ferrocarril, en el Paseo de las Delicias de Madrid.

Quienes lo han conocido en su antiguo emplazamiento coinciden en apuntar que este nuevo marco promete, por espacio y posibilidades, y la realidad es que pasar una mañana en el Mercado de Motores es una experiencia muy recomendable.

Allí se exponen y venden artículos diversos. Desde ropa de segunda mano hasta camisetas de última moda. Sombreros artesanales, juguetes, ropa de niños, bisutería antigua y de vanguardia, vajillas personalizadas, láminas, mapas, cristalerías o pajaritas para perros. Vale la pena pasear y pararse a investigar y compartir el momento.

Todos estos artículos se encuentran en los andenes laterales de la antigua estación de Delicias, dejando el andén central reservado para los puestos de muebles, una auténtica locura para los aficionados a la decoración. Entramos en aquel pasaje llenos de curiosidad y encontramos muy gratas sorpresas.

¿Sillas Panton a 50 euros la unidad? Sí, aunque seguro que con truco, pero se trataba de unas réplicas muy dignas y en buen estado que darían la talla en torno a una mesa. Cerca, una mesa baja años 70 de vidrio y metal por 50 euros, lista para ambientar un salón hipster por cuatro duros.

Letras procedentes de rótulos de derribo por 10 euros la unidad, un detalle para favorecer una pared con un toque único. Flores secas, pequeños saquitos con pensamientos listos para transplantar.

Llamaban la atención los insectos vertebrados de cartón de #faunaurbana. El loco origami lleno de color de Minimum, que impartían pequeños talleres para los más pequeños, o las cosas para perros de Pepito&Co, con pajaritas y galletas naturales solidarias para los mejores amigos. Hay que reseñar que Mercado de Motores es un evento pet friendly, al que los perros tienen acceso libre.

Butacas antiguas en crudo y rollos de tejidos poco habituales con los que tapizarlas. Todo tipo de mueble usado y nuevo bajo una misma premisa: la originalidad y la huida de lo convencional. En el centro del pasaje, Mosaista había montado una escena impactante: dos figuras de madera sentadas a una mesa en la que una olla dejaba escapar un sutil humo. En el suelo, una muestra de sus innovadores mosaicos hidráulicos perfectamente enmarcados.

Animales y figuras de papel de Bu Paper, postales y en la parte exterior, varios puestos de restauración en los que reponer fuerzas sentados en sillas de hierro, butacas de orejas y tumbonas, con las mesas recuperadas de Mandra Design, realizadas a partir de puertas antiguas.

Si aún no has ido, estate atento a la proxima cita y recuerda: el segundo fin de semana de cada mes. Merece la pena.