Cómo cuidar tu fuente de exterior durante el invierno

Llega el otoño y es hora de recoger nuestras terrazas o jardines. Si tenemos una fuente de exterior, debemos tomar algunas precauciones para que cuando llegue la primavera volvamos a disfrutar de ella  de nuevo. Vamos a ver cómo cuidar tu fuente de exterior durante el invierno.

El primer paso es vaciar el agua y limpiar la fuente por completo. Si es muy grande, podemos utilizar la bomba para achicar la mayor parte del agua, derivando el flujo con un tramo de manguera acoplado a la salida del agua. Retiramos la bomba y la reservamos para prepararla adecuadamente.

Una  vez que la fuente está vacía, hay que limpiarla, utilizando un limpiador adecuado al material con el que está construida. Si hay acúmulos o manchas de cal podemos eliminarlos empapándolos durante 30 minutos con vinagre blanco, eliminándolos pasado este tiempo con un estropajo de fibra azul.

Tras aclarar bien, cuidando que no queden restos de jabón o limpiador, la secamos por completo y la cubrimos con una funda de plástico. Si no nos resulta fácil encontrar una funda adecuada o no queremos gastar mucho en esto, podemos utilizar un par de bolsas de basura grandes y sólidas adaptadas y sujetas con cinta americana que la resguardarán durante el invierno.

Ya tenemos la fuente a salvo, vamos ahora a limpiar y guardar la bomba de agua de manera adecuada. Las bombas no se deben guardar en seco, ya que su mecanismo podría deteriorarse. Tampoco deben permanecer en el exterior, pues si hubiera heladas se estropearían.  Buscaremos un contenedor de plástico adecuado a la medida de la bomba (de manera que pueda estar completamente sumergida en agua) y tenga una tapa.

Hacemos un pequeño agujero en uno de los bordes para poder pasar el cable y que la tapa cierre sin problemas. Preparamos el contenedor con agua y vinagre y ponemos la bomba dentro durante varias horas. Los residuos irán saliendo de la bomba y, pasado ese tiempo, ya solo queda retirar el agua, aclarar bien hasta que no salga suciedad y volver a llenarlo de agua limpia.

Sumergimos la bomba cuidando que quede cubierta de agua por completo, pasamos el cable por el agujero, cerramos la tapa, enrollamos el cable, lo colocamos sobre la tapa y la aseguramos con cinta americana. Lo guardamos en el trastero o en un armario de la cocina o baño (o donde menos moleste), y en primavera solo tendremos que volver a montarla en la fuente, llenarla de agua y conectarla a la corriente y disfrutar del sonido y la vista del agua corriente.

Imagen de portada vía Mira66 en Flickr